En
ese espacio celeste, profundo, ameno y en ocasiones sensual,
reconozco
mi interioridad, aquella que quema y destila movimiento,
entre
la inocencia me refugio, coloreando mis venas, mis anhelos,
todo
es cuestión de procesos, vértigos y en ocasiones pies en tierra.
He
aprendido a vivir de mucho, saborear cada platillo, vivir por
permanecer,
reflexionando
en tu sombra, me anticipé a besarte y abrazarte fuertemente,
tal
vez, quizá hoy podré reconocerte entre mis pensamientos, aquellos
divinos,
eres
el placer más grande que provoca a mi calma camino, a mi
dulzura exaltación.
Te
miro me miras, me muevo te mueves, provoco provocas,
lloro
y lloras, sonrío y sonríes, me inquieto te inquietas,
ahora
sólo se mi fe, quiero beber un conjunto bienestar,
permiteme
tenerte, deseo amarte aún más.
¡Te
amo!


