Mucho se nos ha hablado sobre el
amor, en esta época podemos notar este estado afectivo, el sentirse parte de
alguien, resulta de una provocación que anima a la persona a buscar y darse al
otro; sin embargo, todo radica en una subjetividad del ser, quien individualmente
indaga en el descubrimiento de la experiencia.
Analizar nuestra sociedad
mexicana es reconocer la gran cantidad de entes, que radican en espacios y
tiempos diferentes, los cuáles residen en diversos géneros y edades; por tanto,
redactar sobre el amor en México, podría resultar muy controversial. Desde los
inicios de nuestro país, conocemos una tendencia al machismo, la cual poco a
poco se ha ido difuminando, hasta dar extremos dónde se consolidan el feminismo
o incluso una apertura a la toma de derechos hombres y mujeres.
El resentimiento y la resistencia
al sometimiento mutuo, va a causa de consecuencias generacionales, que tienen
sus orígenes en cuestiones de familia;
cabe decir, que se destaca un amor liberal en esta época, dónde la mujer
no es sumisa totalmente, de igual modo ni ella, ni el hombre son respetados.
Las actitudes permisivas, provocan un desajuste sobre lo que verdaderamente
importa, lo cual es un compromiso perdurable.
Diversos autores mexicanos a lo
largo del tiempo han planteado ideas sobre el amor, por destacar algunos,
Sabines menciona: “el amor es el sentimiento más fino, el más tembloroso, el
más insoportable”[1];
Acuña se estremece al decir:”…te amo y en mis locos y ardientes desvaríos,
bendigo tus desdenes, adoro tus desvíos y en vez de amarte menos, te quiero
mucho más”[2]
. Vemos como estos poetas connotan ideas sumamente divergentes, plantean una
intimidad y una aceptación de los defectos del ser amado.
Pero el sentimiento del amor, va
más allá de una serie de frases que se le den a la pareja, o de promesas que
sólo se repetirán para hacerlo sentir bien, todo recae en una congruencia entre
palabras y obras, ello es lo que radica en un amor verdadero, un amor triunfal
ante cualquier circunstancia; estar enamorado es más que simples letras unidas,
es un apogeo que renace en la introspección y la sensibilidad del ser mismo, es
darse el uno al otro.
“Dos cuerpos frente a frente, son
a veces dos olas y la noche el océano”[3]
Octavio Paz, capta el pensamiento que saborea una rima interna, un
planteamiento del amor que renace en el sentir mismo; “Pero tuve miedo de amar
con locura, de abrir mis heridas que suelen sangrar, ¡y no obstante mi sed de
ternura, cerrando los ojos, la dejé pasar!”[4]
Amado Nervo, nos expresa el renacimiento del amor, en una poesía que tiene como
sede el corazón mismo.
Pero ¿qué hemos de decir del
amor? ¿dónde se encuentran sus bases? A mi pensar estas bases recaen en dignidad, igualdad y unidad;
considero que los noviazgos, matrimonios o simplemente unidades de seres que se
aman, poseen estos pilares como muestra de cooperación y dedicación voluntaria.
Una pareja se rige al estar sujetos uno al otro, al ser complementados entre
ellos mismos y al tener objetivos comunes dónde no pueden alcanzarlos sin estar
próximos.
El amor es entonces un
sentimiento no sólo lleno de intensidad, sino lleno de compromiso, es un
encuentro que brinda una unidad, que consolida una reciprocidad; cabe decir,
que nos completa, nos comunica, nos hace ser creativos y por naturaleza nos
une.
La oportunidad de conocer a una
persona totalmente distinta a ti y ser parte tuya, es algo que inspira al alma
misma; la actitud de entrega, comprensión, respeto y delicadeza, forjan una
cercanía y una seguridad en las relaciones de pareja.
La reciprocidad en la relación
muestra una empatía, que nos permite decidir sobre una estabilidad emocional
que podremos caminar en ella a futuro; sin lugar a dudas, el amor estimula la
reflexión individual-grupal y da un sentido de responsabilidad.
Para finalizar, la Biblia en sí
misma nos da un mensaje que engloba la profundidad de la experiencia del amor,
la cual no se basa en una inspiración que como los poetas antes mencionados
creen, sino como la misma Divinidad nos ha brindado, un modelo de amor
perfecto, que sólo Dios pudo capturar en esos breves versículos, cito a
continuación: “El amor es sufrido, es benigno; el
amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace
nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza
de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser”[5].
[1]Sabines,
Jaime. Los Amorosos. Poemas del Alma http://www.poemas-del-alma.com/los-amorosos.htm
[2]
Acuña, Manuel. Nocturno Rosario. http://www.rjgeib.com/literature/mexico/rosario.html
[3]
Paz, Octavio. Dos cuerpos. http://www.poesi.as/op01033.htm
[4]
Mentes Alternas, en Línea. Poetas Mexicanos Famosos. http://www.mentesalternas.com/2009/11/poetas-mexicanos-famosos.html
[5]
Biblia Reina Valera Versión. 1960. Cartas Paulinas. 1 Corintios 13. 4-8
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