Y agrada a mi vida reconocer el alba,
estremecerme en su mirada, permanecer y pertenecer.
Cada espacio es selecto, lleno de gozo
y paz, me deja encontrarme a mi mismo, sentirme vivo.
Lo observo, está a mi lado, es todo
mío.
Para saborear qué mejor que sus
labios, para acariciar qué mejor que sus manos.
Es mío soy suya, le amo me ama.
¡Qué maravilloso un ángel, que me ha
compartido la Deidad!

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