A casi dos años de no publicar nada en este espacio, decidí en este día volver a abrir parte de mi intimidad, mi todo, mis letras. En este reencuentro conmigo misma, fijé mi mente en todo lo que he vivido en este tiempo, cambiaron mis hábitos, carácter y en escasas palabras yo misma.
Casarse, tener un hijo, no trabajar, son algunas de las eventualidades, sin dudarlo las mejores de mi vida. He aquí que está a la puerta lo que pedí en mis pensamientos, ahora sólo me lleno de emociones y en ratos llanto, cuando parece que la vida me trajo a un camino que no imaginé existiera.
Hay historias que pueden contarse y creer que se saben, pero es hasta que lo vivimos, que en realidad entendemos, aquello que nos invade la sangre, evapora nuestros nervios y enchina la piel de nuestra mente: la libertad de vivir.
Si en verdad deseara algo más que este momento, solicitaría una taza de café espumoso y un pay de fresas, entre el ocio y un poco de música relajante quizá logre recapacitar el porque de mis temores y el de mi valor a la par, todo es un juego de deletreos, todo es un momento que pasará, sólo reconozco que mi renacimiento vale porque ÉL me compró.
A Dios bendigo en este tiempo, sólo ÉL me sostiene y en este tiempo de reflexión, me llena de gozo saber que me levantó.
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