Me siguen pasando ideas por la cabeza,
cuestión de alucinaciones, del que dirán;
sin condicionarme, ya tengo por prohibida,
concebir la histeria de sucesos que resplandezcan.
Llámame al evaporarme en la ternura,
de suceder ermitaña en tu espalda;
reflejarme en tus labios de locura,
transmitiendo fuego en color frescura.
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