sábado, 7 de noviembre de 2009

Pasando el tiempo

El tiempo que pasa por mi mente a diario, tan instantáneo, fugacidad, fragilidad, únicamente soledad... Entiendo que no entiendo nada, en lo absoluto sólo se Dios es real, sin querer me desenvuelvo desnuda pero con un traje de piel carne, con un espíritu tan real como subjetivo, con un entorno tan espacial cómo vulnerable, tan involuntario, tan poco ermitaño para una bola de ingenuos de vez en cuando, cuándo quieren justificarse, cuándo pretenden vivirla sin por lo menos sentirla o desearla.

En esta ocasión no quiero entender tus pasos, ni pensar que los míos van tras los tuyos, tú sabes dentro de tí tu deseo, tu descisión, tu pasión; yo, en cambio, soy tan superficial de vez en cuando que no quiero ni anhelo nada sólo tu boca, sólo la consumación de tu piel, impregnada a mi aliento a canela, a lo mejor a un poco de ese sabor limón regado por tu cabello, ¡quizá, tal vez! ... continuaré tarareando un poco más de necesadades, que sin lugar a dudas lo son porque ni yo me comprendo.

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