miércoles, 13 de julio de 2011

Aprendí

En este día lluvioso, agradecí ver la mano del Rey sobre mi vida, poniendo lo más indicado, en esta ocasión: la prueba. Reconocí mis errores y mis aciertos, pensé en verdad que bendición ser Hija de un Padre Celestial, pero al mismo tiempo gozarme en lo que mi alma hoy puede percibir, desde la alegría, como el dolor. Doy gracias sólo a quien merece todo honor y toda gloria. Jesucristo.


Amado Padre, sólo ocupo más de ti, de tu amor, de tu misericordia y de tu fidelidad.
Gracias por ser mi Rey.

No hay comentarios:

Publicar un comentario