miércoles, 22 de septiembre de 2010

Carta


Querido platónico:

He de reconocer que me encantan tus ojos, cada que puedo discretamente observo su brillo, son tan profundos, tan cálidos, tan intensos; sabes, el día de hoy me levanté pensando en tus labios, he visto todo lo que puedo como hablas, comes, sonríes en fin... a lo mejor he mirado demasiado y ocupe voltear a otro lado.

Ayer me quedé pensando en tu ausencia, en realidad extrañé tenerte a mi lado, sentir a un más tu presencia, no puedo mentir que me encanta esa calidez que converge cuando estás próximo; tuve sin querer una cadena entera de suspiros, me pasaba cada rato, me envolvía como cuando era niña y deseaba algo en gran manera.

Hoy decidí escribirte, hoy que tiene mucho que no estoy conectada al medio, porque me traes dándole vuetas a todo este sentir, a este desear, sin querer no puedo querer, pero deseo hacerlo; comienzo a sentirme como todas las mujeres, confudida por no querer aceptar lo que hoy en verdad me motiva a continuar existiendo.

Con amor.

Una poeta

No hay comentarios:

Publicar un comentario