El día se nublaba y luego volvía el sol, caminaba conociendo el espacio, nada desconocido, tan cotidiando como hace unos años; hay veces que pienso, la gran cantidad de porqués, la gente, el tiempo y el lugar. En ocasiones me remonto a la añoranza, para luego de golpe reconocer el ahora; por un instante soy otra, luego vuelvo a ser yo misma.
Esta dualidad del ser y permanecer, de estremecerme al gozarme de lo verdadero, lo tierno; ese producto intrínseco, emotivo, profundo, ese aliento de mi alma. Corre aire muy frío, la gente sigue moviéndose, sombras y aceleración, fusión, encuentro, rutina; sin embargo, todo es simple apariencia. De vez en cuando soy volátil, viajera, quieta, absurda; en otros instantes, vuela mi mente, las manos me giran y sólo hago y no pienso.
He reconocido mi saborear el café barato, comer pan casero, chocolates, tés, dulces, en fin; estas simplezas de vida, sólo me dejan reconociendo: SOY HUMANO, NI MÁS NI MENOS.
jueves, 10 de febrero de 2011
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