Quisiera dejar de indagar y escribir en tu piel,
reflejarme en tus manos, colorearte en el cielo,
desprenderme del presente y reconocer la miel,
aquella que se desparrama en nuestro universo.
Me quedaré en tu mundo, te acogeré en eternidad,
desglozaré letras de tu cuerpo, meditaré en tu cautividad,
fulgor radiante de melodía de tiempo, reflejo celeste de veracidad,
extremos paralelos de sentimiento, fusionados en pasividad.
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