viernes, 23 de abril de 2010

Una súplica y carta breve a mi tristeza


Hoy amanecí parecido ayer, pero fue mejor, porque sentí el espírtu divino en mi vida, luego pasaron muchas cosas, comienzos caóticos, que me acaparaban y me hacían sentir en vértigo; sin querer, voví a regresar a mi punto de encuentro, a aquel que no quería pero al final de cuentas me volvió al pasado.

En realidad no sé porque me sigues invadiendo el pensamiento, cuando ni te importa un poco lo que pasa por mi yo interno, me dueles tanto que en verdad no encuentro remedio cuando no estoy a tu lado; tu piensas que sólo es porque yo lo quiero, cuando también me estoy muriendo como tú, cuando me ha pesado tanto la separación.

Hay días que amanezco tan excepcional y acabo tan frustrada, no sé el porque de convertirme en mariposa y luego en piedra, espero me entiendas en algún instaste, porque parece no lo haces; me siento tan avergonzada conmigo misma por no tenerte como quisieras, por no darte aún más de lo que debería, pero en realidad, no hayo que más y creéme a diario me pregunto ¿qué más puedo darle?

Quisiera comprendieras este temor de perderte, de no estar juntos, de no amarte, de no saber eres mío; pérdoname mi amor, acabaré sintiéndome de nuevo trasparentada en el reflejo de esta decadencia de mente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario