La ansiedad de reconocer que eres ermitaño, que existes sintiendo has estado muerto alguna vez, hoy me hace resplandecer en tu contacto, existo residiendo cautivada por tu tez; resplandece en la noche encantada, cuando te encuentro me desvanezco en tu aura, soy espacio de ecos de incongruencia, soy suceso inconstante de fe certera.
Hay días cómo el sábado que tuve antojo de todo: baile, encuentros, manos, espacios, aire, colores, té de jazmín, café cargado, labios, pasos...¡en fin! controversia, por querer suceder en convergencia, polémica por pensar no perdí la cabeza, giraré mi alma a la reversa de comunicarme segura, encontraré una jornada permaneciendo en tu espalda desnuda.
Cada vez se complejiza más pensar, querer, amar, ceder, camino y pienso he adquirido algo más, eso es 'madurez quizá' pero sigo sintiéndome niña, sigo reconociéndome inquieta; si hay algo que me preocupe verdaderamente es ver y no ver, escuchar y no entender, hablar por hablar, tocar sin sentir, respirar sin gozar... hoy sólo quiero: existir.
lunes, 1 de marzo de 2010
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