Vértigo extraño en mis venas, me tiró a la cama un par de horas, pensando en tu boca-en tus miradas, luego recordé mi ermitaño parecer en tus caricias; cada que sucedo recobro memoria, al levantarme me siento quieta-colorida, al pasar las horas me difumino cálida, luego me conmociono-me vuelvo árida.
La ceniza de este tiempo sin tiempo, en el cuál sólo observo, hago poco, no entiendo, sólo pretendo, sólo requiero, sólo me exijo, sólo me cómo el comienzo; mis manos se ponen secas, cuando no están con las tuyas, luego se las llevan los segundos, los minutos, las horas, todo acaba sin haber empezado, sólo se quedan en escenas.
El conformimo de pensar en un sí, pero sin un dar nada, en un compromiso de aire, porque no es más que una idea, una inquietante determinante, una selección de histeria; todo el día me llevé pensando que hacer, que decir, pero no dije nada, acabé por ceder como siempre, pero no interesó ello. Hoy reconozco soy honesta conmigo misma, sé conseguí lo que quería.
Profundizo en lo plano de este sentir, la verdad me absorbió en un respiro, creo continuaré en cama, un par de horas más, un par de instantes contemplándo y gozándo; por lo demás no sé, pretendo organizar esta selección de dudas, de nubes melodiosas, de ecos constantes, de recuerdos que me mantienen disuelta.
Ha pasado el rato, ahora trataré de seguir en pie, nadie muere de otra decepción, nadie muere por pretender conocer lo no conocido, nadie muere por otra experiencia más que sin querer obtuviste y no la buscabas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario