Este sábado reconocí mi affición por tu boca, por esta locura hacia la epistemología rutinaria; este día me reconozco de la nada un poco más que ella, me llama la atención saber que pasará de luego, aunque no haya vivido si quiera.
He dudado muchas veces en la melancolía que hoy siento, de vez en cuando me inquieta no tener algo verdaderamente no movible, todo es tan circunstancial, tan pasajero, incluso yo misma; este día me levanté tratando de olvidarme del mundo...
Voy por la calle veo un letrero y tu nombre en él, voy al teléfono y el primer número que marco es el de tu casa ¿porqué? a lo mejor es el único que me he aprendido, voy y te busco y te encuentro, te beso, me besas, todo empieza, todo acaba.
De camino a la no dirección, pienso que olvido pero al mismo tiempo sigo trillando en ello, no puedo decidir, no puedo permanecer, existir únicamente, tal vez mañana vuelva a amanecer; quizá puede que sea el último instante, el último respiro; todo es cómo siempre, relativo, nada es segruo, en este momento sólo siento sólo es: presente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario